Alzheimer


"CUANDO SE APAGA UNA LUZ SIEMPRE SE ENCIENDE UNA VELA"

miércoles, 10 de agosto de 2011

VACACIONES

Después de 9 meses de intenso trabajo nos hemos ido unos dias de vacaciones

Desde aquí os deseamos  a tod@s que las disfrutéis y que  sirvan para darse y regalarse TIEMPO

Nuevos proyectos nos esperan a partir del 1 de septiembre

!A DISFRUTARSE!

4 comentarios:

  1. A las seis de la tarde, cuando se empieza a insinuar el
    suave crepúsculo del día que ha pasado,
    lentamente y en compañía de la fina vajilla de porcelana,
    pasan a la mesa los recuerdos con aroma a veranos añejos.

    Un poco de leche, dos cucharadas de azúcar al Parkinson,
    Tres tazas de Altzeirmer y una pizca de incoherencia,
    son los ingredientes principales
    para aliñar el tesito con mandarina
    tambaleantemente sostenido por aquellas
    artríticas manos maltratadas por los años
    que reflejan el sudor del ayer olvidado en
    algún lugar entre la menopausia y el patio.

    Vestidas con sus trajes de naftalina
    y apenas cargando sus alhajas mas preciadas
    comienza la sagrada reunión del olvido,
    festín blancoamarillento de ajados recuerdos
    que al compás del marcapasos celebran otro día más de
    aburrida ancianidad...

    Bajo este parrón,
    anfitrión acogedor que día a día escucha
    las débiles palabras de las que sin darse cuenta
    esperan la muerte, se desvanecerán las cansadas almas que luego serán
    solo cenizas,
    cenizas de cambio,
    cenizas de muerte,
    cenizas desde donde alguna vez
    surgió la vida,

    cenizas invitadas a tomar once por el viento...

    ResponderEliminar
  2. Muy fino amigo:
    Principio las líneas de esta misiva
    para agradecerle su visita...recibimos
    tan pocas!..pero en fin, no debo
    quejarme, antes bien agradezco a Dios
    por tantos y tantos años de vida que me
    ha otorgado. Cumplí ya seis años en este
    asilo donde por mi propia
    voluntad me he confinado.
    He conocido en esta larga estancia a
    muchos viejos y muchas ancianitas y aunque
    sabemos que nuestra estancia
    en este mundo es ya corta,
    eso no ha impedido que hayamos
    llegado a estimarnos y extrañar
    a los que se van yendo;
    el día que hay una defunción se
    respira aquí un silencio impresionante.
    Mi estancia en el mundo exterior era ya
    insostenible; creo que fue un error el
    haber invitado a mi hijo y su familia
    a vivir en mi casa cuando enviude...
    Pero me apenaba que él, a pesar de frisar
    ya en los cuarenta, no tenía un ingreso
    fijo y mis nietos corrían el
    mismo peligro que él, de quedarse sin estudiar...
    Por otra parte, mi nuera se había comportado
    con respeto hacia mí, por lo que decidí
    ayudarlos: me decía: "Tal vez
    sea lo último que haga en mi vida"...
    Cuando ellos hubieron tomado posesión de
    la casa, poco a poco fui perdiendo terreno,
    les molestaba que yo oyera mis
    canciones antiguas, e iban hacia mi consola
    y sin ninguna explicación las cambiaban
    por canciones modernas que
    sencillamente no aguanto, pero que ellos preferían...
    Poco a poco, fueron desapareciendo los retratos de mis
    padres, mi esposa, los de los niños de mis hijos e incluso
    los míos.
    Les molestaba mi incipiente sordera la cual no me impedía
    oírlos cuchichear que yo era un viejo desaseado y latoso
    y se lamentaban de que no me muriera pronto...
    Me parecieron injustificados los calificativos sobre mi
    persona, ya que si algo bueno tengo es ser pulcro y no
    tratar de molestar a nadie.
    Mi pensión y el modesto capital que logré acumular me
    permitían antes de que ellos llegaran, tener la alacena y
    el refrigerador bien surtidos, pero ya instalados ellos
    en la casa, apenas si me dejaban algo de comer y eso con
    malas caras cuando yo consumía lo que había
    adquirido con mi dinero.
    Varios años pasé así y aunque a veces estaba a punto de
    estallar los disculpaba arguyendo que eran parte de mi
    propia sangre...
    No obstante mi sufrimiento logré que mis nietos obtuvieran
    un título, pero no logré que fueran, sino agradecidos,
    siquiera respetuosos conmigo.
    En los últimos tiempos habitaba yo el cuarto de servicio,
    fuera de la casa, lugar que me había destinado mi nuera...
    En virtud de que difícilmente podía caminar para ir al
    banco a cobrar mi pensión o los retiros de dinero que yo
    necesitaba, les pedía a ellos ya fuera que me acompañaran
    o les pedía que me cambiaran algún cheque; porque me
    acompañaban, tenía que pagarles, y de los cheques, me
    entregaban siempre cantidades menores a las retiradas.
    El fracaso personal y la debilidad de carácter de mi hijo
    ...

    ResponderEliminar
  3. ...convirtió a aquella familia en un matriarcado.
    En una ocasión en que me enfrenté
    a esa mujer y le reclamé su actitud y su
    injusticia e incluso la amenacé con lanzarla
    de la casa en compañía de sus hijos, me respondió
    que la propietaria de la casa era ella y que
    el que tenía que largarse era yo...
    Mi hijo me rogó que no ingresara al asilo y
    a pesar de que incluso débilmente me
    defendió ante ella, el estuvo también
    en peligro de ser lanzado igual que yo de
    esta morada que yo construí con el trabajo
    de los mejores años de mi juventud...
    Estoy tranquilo; se me trata bien. Me apena
    y me inquieta únicamente el que yo no
    pueda proyectar algo para el mañana
    porque la organización de la institución
    está a cargo de las autoridades de la misma...
    Aquí es uno completamente dependiente y
    aún cuando la mayoría de los internos
    somos seniles y nuestro cerebro
    ya no tiene capacidad de un juicio claro,
    algunos que como yo -perdonando un juicio
    presuntuoso- tenemos aún la mente
    lúcida, sufrimos porque nos tratan a todos
    igual y no se toman en cuenta algunas opiniones
    sobre modificaciones y mejoras al sistema,
    que en ocasiones respetuosamente sugerimos.
    Ocasionalmente, más por interés que por
    amor viene a visitarme mi hijo y siempre
    lo ayudo; sin embargo, he hecho
    las diligencias necesarias para que el
    día que el Señor me llame, que creo que ya
    será pronto, mi modesto capita y mi
    casa, pasen a poder del fideicomiso que
    maneja este asilo, donde yo y muchos como
    yo hemos venido a vivir en paz, a refugiarnos,
    en los últimos días de la vida.
    No es una venganza contra mi nuera, es
    solamente un acto de justicia póstumo y
    para mi hijo, que ya comienza a
    enfilar por el escabroso camino de la vejez,
    es la enseñanza de que ya es tiempo de que
    pueda valerse por sí
    mismo y hacerse un hombre de carácter...
    Y a usted, que ha tenido la gentileza de
    leer esta carta, les pido que les de una
    ayuda a los ancianos de este asilo
    que necesitan de ella y que están muy
    solos en el mundo...

    ResponderEliminar